En este contexto, designado Director General de Seguridad (sucediendo a Wenceslao Carrillo) , el coronel Ortega es un oficial maduro de 40 años excelentemente posicionado dentro de la élite comunista que arropó la llegada al Gobierno del Presidente Negrín. Había permanecido fiel a Negrín hasta el final de la República, y una vez tomada Madrid por las tropas del General Franco, su sentencia de muerte fue tomada de manera sumarísima. Ortega, teniente de carabineros al estallar la sublevación contra la República, gobierna San Sebastián en los primeros compases del enfrentamiento y llega a Madrid justo antes de que comience la histórica defensa de la capital: destaca ante Miaja y rápidamente asciende a la par que el partido en el que milita, el Comunista, ocupa la totalidad de los estamentos de poder del gobierno republicano. El bizcaitarrismo se daba tan bien en las gradas de San Mamés como en la tribuna de Chamartín.
Amén de una declarada simpatía por los colores madridistas, la elección de un destacado militar afín al Partido Comunista como presidente de uno de los clubes punteros de aquel sport en auge como era el fútbol, respondía a la estrategia definida por este partido de ocupar todas las posiciones sociales de relevancia dentro de la España republicana en el segundo año de la Guerra Civil. Leyendo la transcripción del diálogo con Ortega, uno observa la profunda concentración del militar en el entrenamiento y perfeccionamiento de los ciudadanos-soldados que defendían Madrid y la República: infiero que su papel como presidente del Madrid era tan testimonial como el rol marginal a que el Club, privado el año anterior de toda participación en Superregionales catalanes y valencianos, se veía abocado por la situación bélica. Es criterio sustentado por nuestro actual presidente, el coronel Ortega, en quien el Madrid y la afición deportiva ha encontrado un ilustre defensor”, decía el secretario del club, y es posible percibir la huella austera de este coronel controvertido que dirigió los destinos del mejor club del siglo XX en la noche más oscura de la entidad, cuando los laureles de las victorias y del reconocimiento internacional quedaban tan lejos como la Luna y eran, seguramente, tan insospechados como lo es hoy la posibilidad de viajar hasta Plutón.
La reciente Historia del Real Madrid contada por ABC simplemente salta desde el año 36 al ambiguo período definido como “Entre 1939 y 1956”; la trilogía editada por Marca llamada Museo Blanco: la Historia gráfica del mejor club del mundo, abrevia con un sucinto “Temporada 1938-1939: tras la tempestad, de nuevo el fútbol. El hecho es que en un momento indeterminado del año 1937, el coronel del Ejército Popular Antonio Ortega Gutiérrez, natural de Burgos, nacido en 1897, accedió a la presidencia del Madrid Club de Fútbol. En la mayoría de los casos, el madridista era un bizcaitarra de Madrid; es decir, un localista, un retrasado mental”, al tiempo que subrayaba en el mismo artículo el que quizá fuera un factor de cierta importancia a la hora de conducir los pasos de un coronel del Ejército Popular, bragado, duro y con cierta fama siniesta, a la dirección del Madrid: “Yo advertí que el fútbol estaba haciendo política. Por circunstancias posteriores, me vi buceando en Internet, empeñado en hilar un relato sólido y coherente del devenir madridista durante aquellos años. El 26 de agosto de 1963, Di Stéfano fue secuestrado en Caracas por miembros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela (FALN), grupo guerrillero que operó en Venezuela durante los años sesenta mientras el club madridista disputaba la Pequeña Copa del Mundo de Clubes.
Lo dije claramente. Casi todo el mundo era separatista -y grosero- frente a un match para el Campeonato de España. No es exagerado decir que cuando el Real Madrid y el Barcelona se enfrentan el mundo se detiene, ya que desde Estados Unidos hasta China, todos los fanáticos del fútbol en el globo quieren hacerse un tiempo para poder ver el máximo clásico del fútbol español. No es la primera vez que el Real Madrid usa el color verde en una de sus camisetas, aunque sí con este tono. ↑ IFFHS. «Los 408 porteros de Primera División que más tiempo estuvieron sin recibir un gol». Dirigió todo el espectáculo y tuvo la pelota casi todo el tiempo. Sin embargo, en la web no se hace referencia alguna ni a Juan José Vallejo, el representante del comité de la Federación Deportiva Obrera que incautó el Madrid en verano de 1936 relevando a Rafael Sánchez Guerra, ni a su inmediato sucesor, Antonio Ortega. Sin embargo, desde uno y otro bando se alzaban voces, más o menos relevantes, que desdeñaban aquel divertimento pequeñoburgués del “balompié”: Jacinto Miquelarena escribía en Marca (en la España sublevada), en 1938, nada menos que “el fútbol era entonces una orgía de las más pequeñas pasiones regionales y de las más viles.
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