Pese al éxito deportivo, los problemas económicos que comenzó a tener el club repercutieron en la eliminación de la rama. En el encuentro de vuelta volvieron a perder, por 3-0, por lo que envalentonado por el rotundo fracaso Parages entró en el vestuario de Les Corts echando la culpa de la derrota al mal fario de los uniformes «corinthianos» y mandó al encargado del material que se deshiciese de ellos.